Jamila Medina en Cosmopoética, retratada por Manes Sánchez
Contraportada de Anémona, Polibea, Madrid, 2016
De
anémona salvadora a anémona venenosa. La escritura de Jamila Medina Ríos se orienta a focalizar la cualidad estética a través
de un tamiz —si cupiera el término— naturalista, por el resorte biológico, la
pormenorización científica, la marca acidosa de la anémona que persiste en la
piel de sus personajes. La
Ofelia contracorriente, salta en contra de su armazón semántica, constatando
una tácita declaración de principios, un diálogo encrespado con la concepción
poética lezamiana: «la luna les confiere el poder de repetir/ repetirse repetir
repetir…/ les advierte/ que no existe/ la fijeza».
Liuvan Herrera Carpio
ESTRATEGIAS
DE BABOSAS
Una de estas
noches que se pasan en blanco
sin erratas
sin dormir
ven, tigre,
a devorar hipopótamos/ gacelas
sobre mi
mano adormilada
herida por
mil picas por mil hielos.
Ayer en una
fiesta
tuve la
visión del tempo de las actrices porno
los
productores de televisión y las cantantes mundanas
de cabaret
oíamos el
último disco del trovador iluminado
y una mujer
orinaba
—la saya
rosa dejando ver el pubis sin rasurar
estremecido—
en un cuadro
contra la pared.
En nuestra
única noche
quiero
reunir todas las sensaciones probables
pitos de
trenes
tremando
perdidos
sobre rieles
oros del
horizonte disueltos en la arena
de playas
privadas vacías
el sabor de
las aceitunas negras en vinagre
chocolates
con semillas
helados de
menta
vinos y
yogures de fruta
hongo
de quesos
azules holandeses
vello púbico
de una
princesa sefardí.
Cuando caiga
la noche no me dejes dormir
he preparado
un mus
un striptease/ un baile de disfraces
he llenado
la alacena
y he secado
la leña
puse
geranios junto a la ventana
cortinitas
suaves
y margarina
entre mis nalgas
como en
aquellas
tostadas
francesas
que te
comías en París
hay agua
fría en la nevera
y agua
caliente en la ducha
si no lo
hacemos
por lo menos
no dirás
nadie
me atendió
en esta casa.
La
naturaleza es sabia:
hay
serpientes que se pasan por muertas
hay palomas
ratas ranas
que despiden
un hedor de cadáver
cuando las
asfixia el miedo
el pez
vampiro se protege virándose al revés
con una capa
de espinas de goma
alardes celebración
y mímesis.
Gira conmigo
hasta que ya no sienta el suelo
fornica
conmigo hasta que deje de temer.
Las babosas
de mar
convierten
el agua en una gelatina viscosa
una baba que
se queda entre las manos
mientras
escapan mararriba hechas un nudo.
Voy a
ponerme bocabajo
tengo miedo
del tedio
voy a
ponerme bocarriba y de costado
hazme la
quinta posición
cuando se
ponga la luna
no me dejes
dormirme
no me dejes
caer
no dejes
no.
ORTIGAS DE
MAR/ BARQUITOS PORTUGUESES
Por las
mañanas voy a nadar
como un sano
ejercicio del espíritu.
El cuerpo
sobre la arena
dando
vueltas de carnero con las boas de la orilla
que en mal
tiempo me incrustan
contra las
piedras
los
fragmentos de conchas
y las
medusas siniestras
que se apoltronan
al borde
—guadañas
transparentes
medias lunas.
Si a un
sitio/ de inmenso ardor/ quieres llegar
abandona tu
cuerpo entre las barcas
sostén tu
boca entre la espuma
y ancla
fuerte tu cabeza a la mortaja
en la
colonia de sargazos.
Bajo la
malla de las sombrillas gelatina
como una
boca/ una vulva
una babosa
que por fin te cubre
se te
abrirán nuevos placeres.
PARPADEO CON
COLA DE PESCADO
Con cola de
pescado o colapez
encuadernaban
los turcos
sus libros
de regalo.
Se trataba
de álbumes bizarros
donde
mezclaban tsunamis
con antiguas
batallas de las que habían vuelto
qué importa
si triunfales o vencidos.
Los daban en
invierno a sus esposas.
A veces sus
amantes/ de las vecinas riberas
deslizaban
en el libro una flor púrpura
una marisma/
un marisco de oleada persistente
una maroma
de agua que dejara saber.
Cuando la
esposa de un turco descubría el engaño
preparaba un
gran bol de gelatina
y debía
comérselo de pie:
sin
parpadear de pie.
Remedio
santo —decían las parteras
cortando el
palo encerado/ del cordón
a un lado y
otro de las playas
ordeñando/
ordeñando la gelatina de Wharton
para hacer
sus brebajes.
Pero siempre
hubo partidas misteriosas
fugas de gas
debidamente
enmascaradas/ por las mujeres de casa
con agasajos
de áspic:
ese manjar
frondoso
sierpe
enjaulada en gelatina
ese secreto casero/
que cortado en rodajas
cuando cae a
la boca/ se traga sin pensar.
De Anémona, Polibea, Madrid, 2016
Información sobre librerías y pedidos:
http://ellevitador.polibea.com/LEVITADOR_index.html
De Anémona, Polibea, Madrid, 2016
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