La primero que hice al desembarcar en Atenas, fue ir en busca de la calle del poema de Gil de Biedma: Pandrossou. Sentí la emoción de los versos revisitados en su escenario original, y pude comprobar que la calle olía “a cocina y a cuero de zapatos” y que bullía también aquel verano, a primera hora de la tarde. Entendí que el poeta amara la vida de repente, al cruzar esa calle. Yo también la amé, después del largo y ventoso periplo por Sérifos, la isla de los cíclopes:
LA CALLE PANDROSSOU
Bienamadas imágenes de Atenas.
En el barrio de Plaka,
junto a Monastiraki,
una calle vulgar con muchas tiendas.
Si alguno que me quiere
alguna vez va a Grecia
y pasa por allí, sobre todo en verano,
que me encomiende a ella.
Era un lunes de agosto
después de un año atroz, recién llegado.
Me acuerdo que de pronto amé la vida,
porque la calle olía
a cocina y a cuero de zapatos.
Bienamadas imágenes de Atenas.
En el barrio de Plaka,
junto a Monastiraki,
una calle vulgar con muchas tiendas.
Si alguno que me quiere
alguna vez va a Grecia
y pasa por allí, sobre todo en verano,
que me encomiende a ella.
Era un lunes de agosto
después de un año atroz, recién llegado.
Me acuerdo que de pronto amé la vida,
porque la calle olía
a cocina y a cuero de zapatos.
Jaime Gil de Biedma