miércoles, 27 de noviembre de 2013

Tango en Buenos Aires


                                                                                      Fotos: Alicia Andrés


Francisco Jose Viegas  (Vila Nova de Foz Coa, 1962)



Meia-Noite de Buenos Aires


Os bailarinos de tango vieram de Mendonza e de Santa Rosa
cada um de sua cidade. Aprenderam o tango entre lixo
e ventanias; há sempre aquele perfume nas ruas
de Buenos Aires, uma luz perigosa que nasce entre Corrientes e Dorrego,
e não desaparece com a chuva. Aprenderam o tango
nas manhãs de domingo, muito cedo, quando os turistas
perguntam pela Plaza de Mayo e seguem encostados às paredes
das velhas casas do bairro. Bandonéon e fuga, aço puro,
contrabaixo, piano forte, aguarelas, dança no meio do fogo,
escondida da luz: eles aprendem com as memórias,
com os falhados, os mortos, os músicos que atravessaram
os átrios, os prédios cobertos de pó, as praças enegrecidas
pelos anos e pela literatura. São bailarinos de tangos;
tu compreendes a música mas só eles entendem a vingança
de cada passo, o silêncio que se faz em seu redor, a meia noite
de Buenos Aires, aquele olhar que não é já um olhar
mas uma ameaça, uma lâmina que aparece em cada mão
para dar brilho às histórias e ao seu passado. É só o tango.
 
                                        ©  Francisco José Viegas                                               



MEDIANOCHE DE BUENOS AIRES


Los bailarines de tango llegaron de Mendoza y de Santa Rosa,

            cada uno de su ciudad. Aprendieron el tango entre basura

            y vendavales; siempre está aquel perfume en las calles

            de Buenos Aires, una luz peligrosa que nace entre Corrientes y Dorrego,

            y no desaparece con la lluvia. Aprendieron el tango

            en las mañanas de domingo, muy temprano, cuando los turistas

            preguntan por la Plaza de Mayo y siguen apoyados en las paredes

            de las viejas casas del barrio. Bandoneón y fuga, acero puro,

            contrabajo, pianoforte, acuarelas, danza en medio del fuego,

            escondida de la luz: ellos aprenden con las memorias,

            con los perdedores, los muertos, los músicos que atravesaron

            los atrios, los edificios cubiertos de polvo, las plazas ennegrecidas

            por los años y por la literatura. Son bailarines de tango;

            tú comprendes la música pero sólo ellos entienden la venganza

            de cada paso, el silencio que se forma a su alrededor, la medianoche

            de Buenos Aires, aquella mirada que ya no es una mirada

            sino una amenaza, una hoja que aparece en cada mano

            para dar brillo a las historias y a su pasado. Es sólo el tango.

           
                                                                         © Traducción: Verónica Aranda


             

            O TANGO. BUENOS AIRES.



            Brigam no meio da rua. Ao passar em San Telmo,

            ao fim da manhã, vejo como brigam, corpo

            com corpo, ao som de uma música vengativa

            que comove os cegos, os que pasam, os que ficam.

                                                                                 
 ©  Francisco José Viegas                                               




                     EL TANGO. BUENOS AIRES


            Pelean en medio de la calle. Al pasar por San Telmo,

            al final de la mañana, veo como pelean, cuerpo

            a cuerpo, al son de una música vengativa

            que conmueve a los ciegos, a los que pasan, a los que se quedan.


                                                                      
                                                                       © Traducción: Verónica Aranda

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Recital por la Justicia Social, 22N



Fotos de Charo Glez y vídeo del recital en este link:

http://chaglezfotografia.com/blog/2013/11/recital-mundial-por-la-materializacion-de-la-justicia-en-el-mundo
                          
                 
                            Feria del camello (Pushkar)



Aquella soledad de los niños acróbatas,
que doblaban su cuerpo en el instante
que doblaban la infancia,
descalzos por caminos polvorientos
con los titirimundi y los tratantes,
de feria en feria; el vértigo, el trapecio,
unos frágiles miembros desnutridos
girados en posturas imposibles;
sostener en el aire, entre poleas,
un porvenir hostil donde se rompe
la magia de los circos.

                                             ©  Verónica Aranda
                                                          De  Cortes de luz, Madrid, Rialp, 2010

domingo, 17 de noviembre de 2013

Poesía húngara




Martes, 19 de noviembre de 2013, a las 16h

Mesa redonda de jóvenes poetas

Actividad en colaboración con Escritores
Complutenses 2.0

Participan:

Verónica Aranda, Luis Luna, Daniel L. Pal, Begoña A. Regueiro, Akos Szolcsanyi, entre otros


http://biblioteca.ucm.es/fll/noticias/2442#prettyPhoto



Preparando mi intervención en el seminario de literatura húngara de la Complutense, estos días me he sumergido en la lectura de poetas húngaros del siglo XX. Todo un descubrimiento. Os dejo tres poemas de tres autores con líneas poéticas diferentes, pero que coinciden en el lenguaje conciso y sutil, de tonos oscuros, en las imágenes alucinatorias, conectadas con la frescura del hallazgo poético, de las que emana una visión trágica del mundo.



LÁZLO KÁLNOKY

La casa vieja

Se enrojece un jardín otoñal enmalezado,
donde brillan opacos, a través de la niebla,
los fuegos de hojarascas ardiendo, y la espesura
cubre la estatua pétrea y tiene aspecto
de una informe escultura enverdecida.
Ni para qué entrar en los cuartos,
donde en ventanas rotas y espejos herrumbrosos
bailan sombras movidas por el viento,
y el color ha escapado del papel de los muros.
No puede absolver a nadie
al forastero a quien le concedieran
un plazo más aún sobre la tierra;
tampoco adentro habría que romperse
el grillete que le aprieta la frente.


Mejor es huir lejos,
atravesar el puente sin barandas,
o ver abajo del agua color hierro,
donde su rostro es óvalo deforme,
y su boca un rectángulo crispado.




ÁGNES NEMES NAGY

Para el infierno

Un tranvía con luces y vacío.
Un hospital de guerra.
Hubo aquí un tiempo una herrería.
Un montoncito gris de nieve.
Parque infantil en ruinas,
Cadena de columpio.
Una estación de tren desierta. Marca
El reloj media noche.
(Noche: sandía llena de agujeros).




SÁNDOR WEÖRES

El sino de esta noche

¿De quién es esta noche?
Cabecean fulgores.
Toda la ventana es pérfida,
El peligro, plateada sierpe, duerme.

Anda a tientas con blancos
y vacuos bulbos ciegos
quien tú serías mañana.
Le acecha un puente oculto. Apenas llegue,
su botella de vino resonará vacía
en las olas sin patria.
¿De quién es esta noche?





Los poemas pertenecen al libro EL REVERSO DE LA LUZ, Cuatro Poetas Húngaros, editado por la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Editorial Orpheusz, Budapest.

martes, 5 de noviembre de 2013

El Sur de Cernuda

                                                                                       Foto: Alicia Andrés


Luis Cernuda elegió la poesía como destino personal. Hoy se cumplen 50 años de su muerte, en Méjico. Os dejo un poema que me marcó en la adolescencia. Habla de ese Sur mítico con el que soñó Cernuda desde el exilio:


QUISIERA ESTAR SOLO EN EL SUR   


Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.

El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.

En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales


                                                    Luis Cernuda