HUSSEIN HABASCH (poeta kurdo de Siria,
1970)
¿QUÉ ME IMPORTA CÓMO Y DÓNDE MUERA?
Pongo la cabeza
sobre la roca del olvido
repitiendo, como
una estrofa de canción triste, lo siguiente:
Qué importa si
muera pobre o más pobre que todos los pobres del mundo
mis niños comen
manzana y mastican granos de granada
Y esto es lo que
importa.
Qué me importa
si muera, y luego me despierte para andar solo en mi funeral
Qué importa si
nunca me despierto
Mis niños
susurran con alegría, como dos amantes
Y esto es lo que
importa.
Murió Sargon
Boulos enfermo en un hospital en Berlín, como si fuera un ángel ebrio que le
gustaba pasear en el aliento de la muerte,
como si fuera,
siempre, solo.
Murió Kamal
Sabti en el sofá de su casa en Holanda, como un príncipe olvidado
Murió Aqil Ali
en la acera, como si le crearan para ser el hidalgo de las calles.
Murió Mahmud
Breikan por una cuchillada de un asesino ladrón, como si fuera un faro guiando
los piratas al oro y dinero de su bolsillo vacío.
¡Entonces qué
importa si muera en un bar, discoteca, club nocturno o
sobre los pechos
de una prostituta ignorante en una taberna!
Mis niños comen
papitas fritas con mayonesa
Y esto es lo que
importa.
Qué importa si
muera ahogado, quemado, asfixiado, machacado, sacrificado o suicidado como mi
hermana Silvia Platt.
Qué importa si
muera fusilado en mi cumpleaños como mi hermano Dalshad Miroany, el ángel
mágico de Kurdistán.
Qué me importa
si muera de hambre, encarcelado, o rendido bajo las ruedas de un tren enredado
como Attila Yousef, gemelo de mi alma.
Qué importa si
muera acribillado a manos de los tiranos como mi hermano Lorca o ahorcado como
mi amigo Hassan Mutlak, Dabada en Bagdad.
Lo que importa
es que mi hijo está bien,
y yo siga
escribiendo para el abandono, poemas pastoriles,
inspirados por
la habilidad de las camareras
y de las siluetas
de las lolitas que pasean delante del cristal del café.
Mis niños
juegan,
mi hija peina el
cabello de su muñeca
mi hijo conduce
su triciclo
y esto es lo que
importa.
Qué importa si
muero por un navajazo o una dosis de veneno como mi tío Sócrates
Qué importa si
fuera en Atenas, Berlín, Beirut, Londres, Madrid,
O la distinguida
Washington,
las ciudades son
iguales y la muerte es un perro que recorre los horizontes.
Mis niños están
detrás de un balón parecido a la tierra,
son estupendos
Y esto es lo que
importa.
Qué importa si
muera como mendigo, exiliado, herido o ebrio
mordido por los
colmillos de los amigos como todos los poetas
lo que importa
es que estoy escuchando a María Callas, mojando mi profundidad
por su ronca
voz.
Mis niños
duermen inocentemente
y esto es lo que
importa.
Qué importa si
muera mientras voy diciendo barbaridades o remando hacia la locura
O quizás como
Cioran, mi amigo, voy tocando las noches y dejando mi destino
en manos del
frío y la majadería.
Mis niños
sonríen en la cama, y sueñan con aves y mariposas
Y esto es lo que
importa.
Qué importa si
muera o no
Es igual
Mientras la
muerte sea la iluminación del alma
Y yo la perdí
hace tiempo en los bosques del olvido.
Qué importa
entonces
Qué importa.
Hussein Habasch (KURDISTÁN)
Traducción del
árabe: Abdulhadi Sadoun
Palabras del autor:
“A la vez de aprender el kurdo, la lengua de mis padres, estuve obligado a aprender una lengua de la que no entendía nada de nada. Así que aprendí de niño que nuestras cosas (las de nosotros los kurdos), en algunos países, uno de ellos Siria, mi país natal, no deben salir a la luz, y pedir el derecho a acercarte a tu cultura y tu lengua. Prohibido, la primera palabra sellada en mi mente de niño. Desde entonces no supe nada más que el árabe, una lengua con la que intenté ser mejor escritor que los mismos árabes. Hoy en día escribo también en kurdo, la lengua que me prohibieron aprender en mi país; el exilio y mi nueva tierra germana, me ayudaron a recuperarla. ¿Pero este exilio, este destierro, por qué? Pensé, como lo pienso ahora, que sin esta otra tierra que me ha acogido en sus entrañas, hubiera sido encarcelado o suicida, o simplemente habría muerto por una bala o de hambre o de tristeza. No se puede estar en un país donde todo lo bueno es nulo, donde hay sistemas feroces en contra de la belleza, la libertad y los derechos humanos. El destierro es cruel, pero tu país natal lo es más aún si no puedes respirar un aire puro y si no puedes expresarte libremente. En la literatura, y sobre todo en la poesía, me atrae su habitación de horno, donde nada sale de su hondura sin que lo toque la mano de la locura, la fantasía… No soy hijo de la frialdad, mi poesía es ajena a la neutralidad. Escribo poesía para huir de mí mismo, para maquillar mis sueños y para llegar con mi locura al nivel del milagro.”
Me encantó
ResponderEliminarSencillamente maravilloso.Gracias.
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