3.
He mordido mis manos hasta dejarla en huesos
he desperdiciado la tinta de mis miedos
hasta que se quedaron sin letras.
Aún así,
mis palabras siguen
mencionándote
hasta en el silencio de mis puntos
4.
Dispárale a este ciervo que se quedó
sin madre
cuando perdió el deseo de tu cuerpo.
© Elizabeth Quila
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