En los bolsillos huesos de melocotón (haikus, anti
haikus, tankas), Polibea,
Madrid, 2016, 10 € (+ gastos de envío)
Es más que
conocida la influencia que ha ejercido el haiku en España en los últimos años y
la proliferación de publicaciones, estudios críticos y antologías de haiku en
español como Un viejo estanque, que
salió en la editorial Comares y reunió tanto a haijines españoles como
hispanoamericanos. Por otro lado, dentro de esta “moda” del haiku, mucha gente
se ha lanzado a escribir y catalogar bajo ese nombre lo que no son más que
poemas breves que al incorporar metáforas u otras “florituras”, de ningún modo
funcionan como haikus.
No es el caso de
Isabel Pose, que es una de las mejores haijines de nuestro país. Lleva años
profundizando en la teoría y la filosofía de este género breve nacido en Japón
en el siglo XVIII y fue discípula de Vicente Haya. Ha sido premiada en varios
certámenes internacionales como el prestigioso Samurai Hasekura o el Haiku No-Michi. Forma parte del equipo
de redacción de la gaceta de haiku “Hojas en la acera”.
El haiku es lo
que se dice y, sobre todo, lo que no se dice, y los haikus de En los bolsillos huesos de melocotón destacan
por su atmósfera intimista. Haikus que nos hablan de una soledad serena, de enfermedad,
que nada tienen que envidiar a los de Shiki:
Del
otro lado de la montaña
trae
al enfermo
un
manojo de menta.
Haikus de una
enorme plasticidad y mirada flexible, milimétrica, que nos dibujan algunas escenas
interiores muy sugerentes y llenas de vida:
En
el patio del fondo,
la
madre del samuráiplanta glicinas.
El haiku es
sencillo en su esencia, un ejercicio de desprendimiento que tiene que abandonar
el yo para dejar constancia de ese asombro (aware)
o ese encuentro entre la mirada del poeta y la naturaleza, que dura un
instante, transmitiendo al lector un poso de armonía, la mística del paisaje.
Ese instante pueden ser décimas de segundo, el tiempo que dura un relámpago:
A
la luz del relámpago:
el
plumaje de un pájaro
mojado
de lluvia.
En general, los
haikus de Isabel Pose no siguen la pauta del 5-7-5, lo cual es otro falso mito.
Se puede escribir este género sin seguir el esquema métrico de las 17 sílabas,
y la disposición tampoco tiene que ir necesariamente en tres versos. Por otro
lado, también hay espacio para los haikus de temática urbana, que la autora
plasma con maestría y nos deja flashes a modo de secuencias cinematográficas
como “un plano de Roma” desplegado en el asiento de al lado o las noticias del
frente que emite la radio mientras una mujer “descorazona ciruelas”.
En todos los
haikus hay espacios en blanco, deben sugerir más que decir, y hablar de algún
modo del silencio porque son gestados en la contemplación. Como bien explica la
autora en la introducción, “para permitir que un haiku entre en nosotros es
necesario que nuestra mente esté en silencio, sin estar analizando ni
procesando nada”:Sin nadie a quien hablar.
En la montaña
esperando el invierno.
El libro,
bellamente editado por Polibea en su colección “el levitador”, en consonancia
con la elegancia y la austeridad del haiku, se divide en tres secciones. Llama
la atención la parte central, titulada “Anti-haikus”, que no llegan a ser haikus por
su exceso de “subjetividad” o porque incorporan metáforas. Es todo un gesto de
honestidad por parte de la autora haberlos incluido en el libro y, al mismo
tiempo, es muy pedagógico porque nos ayuda a identificar lo que se aleja de los
cánones que, sin embargo, puede funcionar a la perfección como poema breve.
Acaba
con unos tankas, un subgénero que apenas se practica en España y que fue muy
popular en la corte nipona, especialmente durante el periodo Heian. Los amantes
recurrían con frecuencia a este tipo de poema para enviarse mensajes con un
significado que sólo ellos podían entender. Por lo tanto, en el tanka sí que está
permitida la subjetividad y la expresión de los sentimientos, y suele estar
compuesto de 31 sílabas de 5-7-5-7-7, admitiendo también otras combinaciones.
Curiosamente, sigue siendo la poesía predilecta en Japón y hay casos de
bestsellers actuales escritos en tankas.
Muchas gracias Verónica.Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Verónica.Un abrazo
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