martes, 15 de julio de 2014

Reseña: Dos poetas portugueses contemporáneos



  NUNO HIGINO Y PAULO BORGES: Dos poetas portugueses contemporáneos

La editorial Amargord inauguró a finales de 2013 una nueva colección que, bajo el título de “Laberinto da saudade”, cumple la misión, tan necesaria, de difundir la poesía portuguesa contemporánea, que sigue siendo una gran desconocida en nuestro país y en la que predomina una rica variedad de voces y registros. La colección, bien editada y con traducciones de calidad, ha dado comienzo con dos poetas coetáneos que tienen mucho en común: Paulo Borges y Nuno Higinio. Ambos de corte filosófico y herederos del pensamiento paradójico pessoano, algo que llama la atención, teniendo en cuenta el empeño de muchos poetas lusos actuales de alejarse del omnipresente influjo de Fernando Pessoa.
Nuno Higino (Felgueiras, 1960) en El animal eólico del cuerpo nos va guiando a través de un verbo que serpentea por un paisaje donde las fuerzas telúricas, el cuerpo y la escritura están íntimamente relacionados. Si bien la estructura de algunos poemas del libro tiene reminiscencias de heterónimos como Alberto Caeiro, en cuanto al encadenamiento de paradojas y los espacios naturales, su construcción, de gran complejidad, va mucho más allá, creando topografías propias de dimensiones metafísicas. A través de una sucesión de metáforas de corte neosurrealista, el autor va explorando geografías despobladas, paisajes cósmicos que regresan  a la “casa láctea de la infancia”, constelaciones. Hay una bella tensión entre lo diurno y lo nocturno y una profunda indagación en la invisibilidad de lo cotidiano, que cobra una dimensión de misterio y desasosiego.   
La poesía de Higino nace de una introspección fundamentada en lo onírico, y la experiencia del yo multiplicado está tocada por el encantamiento: “El mundo de mi sueño es mundo como los otros mundos,/ la única diferencia que los separa soy yo”. Hay versos viscerales, de tono místico que se dirigen febrilmente a un tú nebuloso: Sólo la carne de las tinieblas sangra, solo la carne pantanosa del poema requiere la curación furiosa de tus ojos. Son visiones plásticas, a la par que codificadas. Cabe mencionar que el autor ejerció unos años el sacerdocio al que renunció unos años más tarde para doctorarse en filosofía.
La reflexión metapoética, muy habitual en la poesía lusa contemporánea, es otra de las constantes del poemario. En Higino las epifanías se hacen teoría y “el fuselaje del poema es un reptil blanco de palabras, un deseo perverso de supervivencia”. En palabras de Julia Alonso, encontramos un poeta alquimista, transmutador de realidades de cuya pluma surgen geometrías dormidas.
Paulo Borges (Lisboa, 1959) es poeta y uno de los filósofos más destacados de Portugal. Entraña extraña está compuesto de cientos de aforismos con una base metafísica, que reflexionan sobre la existencia y el ser humano. Tienen mucho de exhortaciones:“¡Pierde el tiempo sin pérdida de tiempo!”, “No pienses.¡Vuela!”, en las que incita a caminar con ligereza, a trascender el lenguaje y el mundo, liberándonos de toda pequeñez y parcialidad. La base en la que se construyen estos aforismos suele ser el cuadro paradójico, lo que les da efectismo y un matiz de desconcierto. Intentan provocar al lector, remover su conciencia y remitirle a una nueva forma de mirar el mundo y subvertir los preceptos de la filosofía tradicional para concluir que “nada es real” y que “la esencia del yo consiste en no tenerla”. Proponen desconocernos de forma creativa para luego reinventarnos.
Ya no hay una verdad intemporal absoluta en los aforismos ni esa es su intencionalidad, si no que más bien evidencian, siguen “un proceso en el que al despertar la conciencia con perplejidad o espanto permiten el acceso a una nada que es todo o un todo que es nada”, es decir a un Absoluto, como señala Miguel Real en el ilustrativo prólogo, en el que traza una panorámica general de la filosofía portuguesa, otra gran desconocida en España. En Paulo Borges hay un intento de explicar el mundo y desentrañar los misterios del ser humano a través de una filosofía antirracionalista con ciertas dosis de nihilismo. Por  lado, se percibe en su obra una clara influencia del budismo en el concepto de vacuidad o asunción de un vacío iluminador, y la consideración de la realidad como algo ilusorio en el sentido de nuestras percepciones.
Como pensador finistérreo, Borges presta atención a la saudade, ese “sentimiento de ser anterior a sí y a todo”. En esa búsqueda de los instantes originarios, la saudade determina la forma de ver el mundo, manifestándose en nosotros con un fulgor íntimo. Y “enloqueciendo” en esa saudade sin retorno, Portugal es “finisterrae húmeda y movediza, limbo entre tierra y mar”. El autor hace también referencia a la crisis económica y al rescate cuando escribe: “Portugal es el moribundo integrado en la difunta Europa. Es una crisálida de lo inesperado.”
En definitiva, dos poetas-filósofos atlánticos que exploran los límites del pensamiento y de la palabra, trayéndonos una interpretación visionaria del mundo. Ojalá iniciativas como esta nueva colección de ediciones Amargord contribuyan a mitigar el lema “Iberia semprer incuriosa suorum” que inscribió Ángel Crespo en su antología de poesía portuguesa del 61.

                                                                                                        Verónica Aranda
                                             (Reseña publicada en el nº 20 de Nayagua, junio 2014)


Copio un poema de Nuno Higino, en la traducción de Julia Alonso:

LA CRIPTA HOMÉRICA DE LAS PRIMERAS PALABRAS

Un día despertaré con las venas infartadas: el tránsito
caótico de las ciudades por donde pasé apagándome
los ojos, la volumetría obesa del cansancio. Un día
la fiebre inevitable de la infancia, la cripta homérica
de las primeras palabras: cuando habite los edificios
arbóreos de mi muerte, árboles edificados
en esa mañana sin metafísica en la que moriré

1 comentario:

  1. Um trabalho muito meritório, este de traduzirem poetas portugueses.
    Um beijo.

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