martes, 1 de septiembre de 2015

Un poema de Herberto Helder

 
 

Hace unos meses, fallecía en Cascais Herberto Helder, sin duda el mayor poeta portugués del siglo XX, autor de libros cumbre como O poema continuo. “El poeta oculto” de Madeira, el más rebelde de los poetas portugueses, que rechazó premios, entrevistas, fotografías y reediciones de sus libros. El poeta del verso largo, órfico y visionario. Trabajador incansable de metáforas, Helder construyó una obra que es un universo entero y dio a la lengua portuguesa una nueva exuberancia.

 

Os dejo uno de sus poemas más representativos:

 

 

HERBERTO HELDER                 

 

Sobre o Poema

 

Um poema cresce inseguramente
na confusão da carne,
sobe ainda sem palavras, só ferocidade e gosto,
talvez como sangue
ou sombra de sangue pelos canais do ser.

Fora existe o mundo.
Fora, a esplêndida violência
ou os bagos de uva de onde nascem
as raízes minúsculas do sol.
Fora, os corpos genuínos e inalteráveis
do nosso amor,
os rios, a grande paz exterior das coisas,
as folhas dormindo o silêncio,
as sementes à beira do vento,
— a hora teatral da posse.
E o poema cresce tomando tudo em seu regaço.

E já nenhum poder destrói o poema.
Insustentável, único,
invade as órbitas, a face amorfa das paredes,
a miséria dos minutos,
a força sustida das coisas,
a redonda e livre harmonia do mundo.

— Embaixo o instrumento perplexo ignora
a espinha do mistério.

   E o poema faz-se contra o tempo e a carne.

 

  

    Sobre el poema

 Un poema crece inseguro

en la confusión de la carne,

asciende aún sin palabras, sólo ferocidad y gusto,

tal vez como sangre

o sombra de sangre por los canales del ser.

Fuera existe el mundo.

Fuera, la espléndida violencia

o los racimos de uva de donde nacen

las raíces minúsculas del sol.

Fuera, los cuerpos genuinos e inalterables

de nuestro amor,

los ríos, la gran paz exterior de las cosas,

las hojas durmiendo el silencio,

las simientes a orillas del viento,

la hora teatral de la cópula.

Y crece el poema tomando todo en su regazo

Y ya ningún poder destruye el poema.

Insustentable, único,

invade las órbitas, la cara amorfa de las paredes,

la miseria de los minutos,

la fuerza sostenida de las cosas,

la redonda y libre armonía del mundo.

Debajo el instrumento perplejo ignora

la espina del misterio.

   Y el poema se hace contra el tiempo y la carne.

 

 

                                             © Herberto Helder

                                             © Traducción: Verónica Aranda


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