lunes, 20 de diciembre de 2010

Haikus de invierno



          I

Tras el biombo

se maquilla la viuda.

Llega el invierno.

      
      II

El peregrino

también duda en la nieve.

Encrucijada.
              

                                III

                       Playa africana:

niebla y mar en los ojos

de los chacales.

       IV

Bajo los puentes

lavanderas y escarcha;

silba el barquero.


                          Verónica Aranda

 

viernes, 17 de diciembre de 2010

Cinema Mauritania


     
   Uno de mis pasatiempos preferidos de Tánger es ir a la sesión de las 15.30h del Cinema Mauritania, un viejo cine de los años ’50, que aún se mantiene en pie milagrosamente y dan tres pases diarios de una película india por el módico precio de 12 dhirham (un euro). Los marroquíes son grandes aficionados a Bollywood. De los cafés de Tánger, siempre que no haya fútbol, llegan las voces estridentes de los estudios de cine de Bombay y Madrás. Y en la medina hasta se puede regatear en hindi para comprar unas babuchas, que los mercaderes, a fuerza de ver películas, entrarán al trapo.
   La película suele llegar rallada y con el color algo desvaído. Un tercio de la pantalla la ocupan los subtítulos en árabe y en inglés. Versión original en hindi. Casi tres horas de canciones, tramas llenas de obstáculos, los soliloquios de heroínas indias, la dicotomía entre malos y buenos, moralinas, bellos rostros, asesinatos, saris de colores brillantes y final feliz tranquilizador con bailes apoteósicos. Aunque el verdadero espectáculo está en observar lo que pasa fuera de la pantalla. Parejas que llegan en el segundo tiempo de la película y no precisamente para ver la película, y ocupan las últimas filas de la parte superior, casi exclusiva para el amor furtivo. Hombres solitarios que encienden su cigarrillo con languidez oriental, olor a hachís, ruido de bolsas, escupitajos, cremalleras, butacas ancestrales que se hunden, olor a cacahuetes tostados, soldados que lanzan frases obscenas desde las filas de atrás, techo con goteras a punto de derrumbarse y el acomodador hablando a gritos con una linterna de la época del Protectorado.
Cine dentro y fuera de la pantalla. De India hasta Marruecos un viaje garantizado por el módico precio de un euro.               
                                                                                                            Verónica Aranda

               

martes, 14 de diciembre de 2010

Subhro Bandopadhyay

     Desde Nueva Delhi me han llegado unos poemas de mi amigo Subhro Bandopadhyay, gran poeta bengalí, que escribe en la lengua de Tagore y en la de Cervantes. Me sorprenden estos nuevos poemas por su espontaneidad y la construcción del heterónimo, tan pessoana, en el personaje de Joaquim Mondal.


Subhro Bandopadhyay (seudónimo de Subhransu Banerjee) nació en1978, en Calcuta, India. Estudió biología, luego el español. Es diplomado por Instituto Cervantes. Fue finalista de Sanskriti Awards for literature (el premio de nivel nacional para los jóvenes escritores de India). Recibió la I Beca Internacional Antonio Machado para creación poética (2008). Ha publicado 4 libros de poemas, una novela y una biografía de Pablo Neruda en bengalí. En 2010 se ha presentado la versión española de su último libro de poemas (Chitabagh shahor) La ciudad leopardo que recibió la beca machadiana en España. Es el fundador director de la revista de poesía Podyocharcha y dirige la revista Kaurab con otros 4 directores.  Actualmente reside en Nueva Delhi donde trabaja como profesor colaborador del Instituto Cervantes.

    
Poemas de Joaquim Mondal

   Estos poemas podrían haber pertenecido a cualquier inmigrante ilegal de Europa, a una persona que había dejado  su país con un visado de quince días. Y pasaron los años. Su nombre no está en los registros de los gobiernos de ninguno de los dos países. Si él puede permanecer ausente en su gueto por unos cuantos años más se le declarará muerto. Joaquim Mondal estudió pintura en una universidad  de Bengala Occidental, India. Él mismo sabía que es mediocre. Sólo para dar una la vuelta a la tortilla de la existencia contactó con algunos intermediarios. Ellos lo pusieron en Europa consiguiéndole un visado “caro”. Ahora vive en Madrid. Tiene varios oficios “vendedor de rosas”, “el que distribuye los folletos de los restaurantes indios”, “vendedor de DVD pirata” etc. Nos conocimos por casualidad,  entonces leí su poesía. Estos son sus poemas que he escogido de su cuaderno.

1.

Mejor que hables, ya que has llegado hasta aquí
como los susurros de una boda fracasada o
al igual que el suspiro de un sordomudo
al lado de su manuscrito.
¡Qué ira tan herida! La gente te dice:
“Mira, no tienen cultura, sólo dinero;
mira, toman licor con nuestra comida.
¡Qué tipo de vestido llevan las mujeres!”
Tú lo apuntaste en tu dialecto,
en las neuronas de las cintas de casetes.
¿Hay un monje budista allí?
De quién el monasterio ha pedido dinero
después de pasar el control de pasaporte
en el aeropuerto; se ha caído su ropa violeta.

Pongo el acrílico de color blanco pajizo
sobre el lienzo, luego
cae la preparación de los mediodías vacíos

desde el pincel con el olor monástico.

Viene abril en la carne.


5.

¿Cómo se puede escribir lo áspero, la cámara y los rayos X
sobre el receptor desnudo de las neuronas?

¿Qué significarán mis palabras?
¿El descanso de los párpados  entre el montón de hierro oxidado
                                                    o la línea de imaginación
entre la rosa y el suicidio?

El hombre que cogió la mano de una prostituta
en la plaza llena de un sábado,
¡yo lo llamo la escritura!

Se crea automáticamente un mediodía largo tropical,
dentro de esta ebriedad dorada de Madrid;
se mezclan el gemido de la pareja joven con
la imagen de un perro que duerme en el barro;
se mezclan el opio de color de un mirlo
con la pared del pasillo oscuro de un piso compartido.

Pero estas escenas 
¿a dónde van en esta emigración sin identidad?

                                                                        Subhro Bandopadhyay




martes, 30 de noviembre de 2010

Poemas de los Himalayas, Yuyutsu RD Sharma

     
                                                                                       Foto: Isabel San Martín
        
      
  Yuyutsu RD Sharma es uno de los mayores exponentes de la poesía nepalí actual escrita en inglés. Leer a Sharma es como sobrevolar las aldeas de las cordilleras de los Himalayas o recorrer la ruta tibetana de la sal, todo ello a través de una visión fresca y audaz en la que la naturaleza, su vorágine o los elementos bucólicos que acompañan a pequeños cuadros costumbristas, expresan toda la esencia y el instante eterno de la poesía oriental.

MULES

On the great Tibetan
salt route they meet me again

old forsaken friends ...

On their faces
fatigue of a drunken sleep

their lives worn out,
their legs twisted, shaking

from carrying
illustrious flags of bleeding ascents.

Age long bells clinging
to them like festering wounds

beating notes
of a slavery modernism brings:

cartons of Iceberg, mineral water bottles,
solar heaters, Chinese tiles, tin cans, boards

sacks of rice
and iodized salt from the plains of Nepal Terai.

Butterflies of
the terraced fields know their names.

Singing brooks tempests
of their breathless climbs.

Traffic alert
and time-tested, they climb

carrying
dreams of posh peacocks

pamphlets
of a secret religious war

filth
of an ecologist's sterile semen

entire kitchen
for a cocktail party at the base camp

defunct development
agenda of guilty donors

the West's weird visions
lusting for an instant purge.

Stone steps
of the mountains embossed

on their drugged brains,
like lines of aborted love

scratched
on the historic rocks of waterspouts.

Starry skies
of the dozing valleys know

the ache
of their secret sweat.

Sunny days
along the crystal rivers

taste
of their bleeding eyes.

Greatest fiction
of the struggling lives lost,

like real mules
clattering their hooves on the flagstones,

in circling
the cruel grandeur

of blood thirsty
mule paths around the glacial of Annapurnas.
                                 
                                     Yuyutsu RD Sharma

   MULAS

En la gran Ruta tibetana de la sal
me encuentran de nuevo

viejas amigas olvidadas…

En sus rostros
la fatiga de un sueño ebrio

sus vidas gastadas,
sus patas torcidas, temblando

de transportar
ilustres banderas de escaladas malditas.

Aferradas a viejas campanas
como heridas abrasantes

notas marcando el compás
de una esclavitud que trae el modernismo:

cartones de Iceberg, botellas de agua mineral,
estufas, azulejos chinos, latas, tablas

sacos de arroz
y sal yodada de las llanuras del Terai nepalí.

Las mariposas de los bancales
conocen sus nombres.

Los arroyos cantores son tempestades
en sus escaladas sofocantes.

Suben atentas al tráfico
y a prueba de tiempo

transportando
sueños de elegantes pavos reales

panfletos
de una secreta guerra religiosa

mugre
del semen estéril de un ecologista

una cocina entera
para hacer un cocktail en el campamento base

desarrollo inexistente
agenda de culpables donantes

las extrañas visiones de Occidente
codiciando una purga instantánea.

Hay escalones de piedra
de las montañas en relieve

en sus drogados cerebros
como líneas de amor suspendido

rayadas
en las piedras históricas de las cascadas.

Cielos estrellados
de los valles adormecidos conocen

el dolor
de su sudor secreto.

Días soleados
por los ríos cristalinos

tienen el sabor
de sus ojos sangrantes.

Gran ficción
de las agobiantes bajas,

como auténticas mulas
repiqueteando sus pezuñas por las calzadas,

en círculos
la cruel grandiosidad
de senderos de mulas sedientos de sangre
alrededor del glacial de los Anapurnas.
 
                                       Traducción: Verónica Aranda

                  Del libro: Yuyutsu RD Sharma, Poemas de los Himalayas
                                 (Cosmopoética, Córdoba, 2010)





         

















lunes, 22 de noviembre de 2010

Paulo José Miranda

                                 Foto: Isabel San Martín
                      

    Paulo José Miranda (Paio Pires, Portugal, 1965) es poeta, narrador y dramaturgo. Una de las voces más interesantes de la poesía literatura lusa contemporánea. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Lisboa. Ha recibido galardones tan prestigiosos como el Premio Teixeira de Pascoaes de poesía o el Premio José Saramago de novela. Ha residido en Portugal, Macao, Estambul y actualmente vive en Brasil. Es miembro del Pen Club y colabora en diversas revistas y periódicos internacionales.

SAUDADES DE CASA

Nas férias brinca-se ao que se poderia ter sido
se não se fosse aquilo que se é.
Há uma simpatia exagerada pelo que se vê:
uma mesquita, um pastor conduzido
pelo seu rebanho, os miúdos
que limpam os vidros do carro por uma moeda,
a solidão à beira da estrada

partilhada pelos legumes, as frutas e a vendedeira.
Ninguém paga o preço do que bebe,

do que come, paga-se o esquecimento
daquele que deveria ter ficado em de onde viemos
e teima, por vezes, em estar aqui connosco.
Há raparigas que escutam atentamente
as histórias mesmo que não oiçam,

e são ainda mais belas do que as suas gargalhadas.
Ao luar vêm-se como sonhávamos

à saída da longínqua infância.
Um postal escrito apressadamente
frente à ilha de Lesbos
tem tanto sentido para que o irá ler
quanto a vida em todos os dias do ano.
Mas escrevêr-lo é importante
para reforçar a distância para connosco mesmos.
É provável que alguém pense na sua própria mulher

de férias em outra parte do mundo,
e na possibilidade de estar a sentir o mesmo,
mas não sente medo.
Ninguém é que é, e quando
regressarem dirão só o pouco
que a educação permite.
Amar-se ão como se houvesse

alguna verdade nisso, para além
do acaso de viverem juntos e ser

muito tarde para deixarem de o fazer.
Nesse dia ouvir-se-á em uníssono
<<já tinha saudades de casa>>.
Lisboa morre pouco a pouco sob os lençóis
e no outro dia é já trabalho.


SAUDADES DE CASA

                        En las vacaciones se bromea con lo que podríamos haber sido

                        si no fuésemos aquello que somos.

                        Hay una simpatía exagerada por lo que se ve:

                        una mezquita, un pastor conducido

por su rebaño, los niños

que limpian los parabrisas del coche por una moneda,

la soledad en plena calle


compartida con las verduras, las frutas y la vendedora.

Nadie paga el precio de lo que bebe,


de lo que come, se paga el olvido

de aquél que debería haber permanecido en el lugar de donde venimos

y se empeña, a veces, en estar aquí con nosotros.

Hay muchachas que escuchan atentamente

las historias aunque no oigan,


y son aún más bellas que sus carcajadas.

A la luz de la luna se ven como las soñábamos


a la salida de la infancia lejana.

Una postal escrita apresuradamente

frente a la isla de Lesbos

tiene tanto sentido para quien la va a leer

como la vida en todos los días del año.

Pero escribirla es importante

para reforzar la distancia con nosotros mismos.

Es probable que alguien piense en su propia mujer


de vacaciones en otra parte del mundo,

y en la posibilidad de estar sintiendo lo mismo,

pero no siente miedo.

Nadie es quien es, y cuando

regresen dirán sólo lo poco

que la educación permite.

Se amarán como si hubiera


alguna verdad en ello, más allá

del azar de vivir juntos y ser


muy tarde para que dejen de hacerlo.

Ese día se oirá al unísono

<<ya tenía nostalgia de casa>>.

Lisboa muere poco a poco bajo las sábanas

y el día siguiente ya es laborable.

                                       
                                                        Traducción: Verónica Aranda