jueves, 22 de diciembre de 2016

Poemas de Café Hafa en hindi






     Traducciones de "Café Hafa" al hindi por el poeta y profesor Suresh Dhingra:

            Alta madrugada

            El aroma a eucaliptos
por los senos de la alta madrugada.
            Amores de dos noches,
            la falsa percepción de la ternura
            y las verbenas cuando acaba mayo
            y empezamos a huir. Cuando inventamos
            un idioma imperfecto, interrogante
            que nos hace más nómadas.
Cuando un abrazo por la espalda
            sólo cobra sentido
            en la fugacidad, en el salitre,
            en los ritos del agua
            donde la desnudez es una línea
            que desemboca en la laguna verde.
            La posesión o la laguna verde.


            धूप खिली सुबह

धूप खिली सुबह की छाती पर
यूकेलिप्टस की गंध I
रातों का प्यार
कोमलता का झूठा एहसास I
माई के आखरी दिनों के मेले
और ग़ायब होते हम I    जब हम गढ़ हैं
कोई अपरिपूर्ण भाषा पूछते हुए
कि हम कितने खानाबदोश हैं !
जब पीठ पर कोई बाज़ू
देती है एहसास घास में रेंगते हुए
काले नाग का,
जल के कर्मकांड में,
जहाँ नग्नता है एक पंक्ति,
विलीन होती उथले हारे समुद्र में I
उथले हारे समुद्र की मल्कीयत I
                                                              

            Qasida

Tu nombre y los profetas del desierto,
            tu nombre alegoría del exilio,
            la extensión de la noche en parajes con lluvia.

            Entrelacemos nuestras manos.
            Repose en mí tu cuerpo y cada una
de sus revelaciones, su cansancio
            en la vigilia de los campamentos.

क़सीदा

तुम्हारा नाम ओर मरुभूमी के हज़रत,
तुम्हारा नाम निर्वासन का प्रतीक,
वर्षा से भीगे स्थानों में रात का लम्बा होना I

हम गूंथ लेते है अपने बाज़ू I
तुम टिका लेते हो मुझमें अपना शरीर
और अपना हर राज़,
शिविरों की निगरानी करते मिली थकान I
                                                                                                                           


            Medianoche
           
            Amor de incertidumbre y alquitrán,
            como flor de granado
            y la caligrafía de los muertos.
            El callejón oscuro
            donde una viuda exprime mandarinas. 

अर्द्धरात्रि

अनिश्चित और तरल स्वर का प्यार
जैसे कोई पसंदीदा फूल
मृतकों की लिखावट I
बंद गली संकरी
जहाँ कोई विधवा चलाती है हुक्म I


                     La noche nos atrapa
                            
La noche nos atrapa con su luz de burdel.
Y si busco el sentido
entre las resonancias de tu nombre,
si busco una verdad,
destellos de domingo entre los tilos,
no hallo más que susurros voluptuosos
y el alcanfor de todo lo encubierto.



रात घेर लेती है हमें

रात घेर लती है हमें अपने चकले की रौशनी से I
जब करती हूँ तलाश उत्तेजना की
तुम्हारे नाम की प्रतिध्वानियों के बीच,
जब करती हूँ तलाश सत्य की,
झलकते हैं नीम्बू के झाड़ों के बीच इतवार
और महक जो पोशीदा है अब तक I


© Verónica Aranda
(De Café Hafa, El sastre de Apollinaire, Madrid, 2015)

© Traducciones al hindi: Dr. Suresh Dhigra
                                                               

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Haigas de invierno




¡Feliz solsticio!














































































© Verónica Aranda
De Senda de sauces, Amargord, Madrid, 2011

© Ilustraciones: Ángel Aragonés, 2012

lunes, 19 de diciembre de 2016

Reseña de "Épica de raíles" por Rafael Morales



Verónica Aranda, Épica de raíles (Premio Internacional de poesía Miguel Hernández, 2016), Devenir, Madrid, 2016


                                                                          

                                              Rafael Morales Barba                                                                             

Barajando una sucesión de estampas, con epicentro en el deseo hecho cuaderno de viaje, perfumado de paisajes exóticos, construye Verónica Aranda el eje de un libro de amores anónimos y búsqueda personal, juvenil y madura, fresca. Un intenso erotismo acendrado lo habita en su fulgor delicado y descubrimiento.   Épica de raíles es desde ahí una indagación o aventura de vivir y arriesgarse (escribió Claudio Rodríguez), hecha lírica y autoconocimiento en verso libre: “Vine también a sondear mis límites”, aprendizaje y sabiduría contra la perplejidad en su entrega. Una épica íntima y viajera, des/implicada y atenta (pulcra en la mirada sobre el aterimiento), interior, sensorial y experiencial, hecha delicadeza e intimismo, velocidad y trashumancia como resistencia. Luis Muñoz habló de ello con otro tono, y así llegan estos versos diferentes, libres y claros, ajenos al molde del realismo español de los 90, en su compartida y distinta claridad. Verónica Aranda habla desde ahí de la patria-exilio, del oikós o lugar del amor y deseo, identidad, ausencia o búsqueda a través de la piel. Lo residual es el paisanaje, individuos situados en los márgenes, excéntricos, pobres sin ámbito, amor que precisa. Y si bien esa otra mirada sobre lo marginal es atenta en su delicadeza, implicada y reflexiva ocasionalmente (la Zenobia Camprubí, reivindicada en su papel moderno y pérdida). Si se asoma con exquisita sensibilidad (mendigos, ancianos, lenguas que desaparecen o el descubrimiento de la miseria), no dejan de ser un complemento de lo fundamental: eros en el viaje, la expectación atenta y desubicada, el deseo, la delicadeza circunspecta. Ese es el asunto real, por encima de gentes miserables y apartadas, miradas con dolor y amor, en escenarios exóticos, India, Cuba, Patagonia…o la atención sensitiva y nominal de las flores innominadas de su verso libre, creando una atmósfera de bambudales y azoteas lúgubres, o el salto previo a la madurez de la experiencia hecha canto tras esta primera sabia siega, a la  espera de otras incursiones. Los flamboyanes y los mitones de los pobres en su contraste, entre la luz y la precariedad de la presencia/ausencia si se prefiere, o esas tímidas y bellísimas astromelias fijan una sensibilidad o poesía que exige una lectura espaciada. Una luminosidad, intensidad lectora. Quizá demasiada en ese azar o vaivén a la espera de remansos, o de una espera sabia o serenidad o su contario, como parecen desear tras el fulgor sus versos, frente a la invitación, o esos “caballos sosegados”, a veces solitarios, conmovidos. Otras solitarios, transparentes, bajo los invernaderos “con techo de cristal”. Si limpia, nítida, pulcra, su poesía “encierra/una labor de duelo”, pues lo padece a veces, también o tanto como todavía su intensidad se balancea sensorial en esa canícula o su ausencia.

 (El Norte de Castilla)




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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Tres poemas de Rosa Alice Branco


ROSA ALICE BRANCO  (Aveiro, 1950).

A DIVISIBILIDADE DOS AROMAS

Pela janela vem o cheiro da manhã, da relva
e das rosas salpicadas de fresco que se casam com o cheiro
dos lençóis sonolentos. Ao bater a porta já só sinto
o meu perfume, o que pomos por cima das certezas
e das dúvidas, por cima dos segredos que trespassam a pele.
Em breve me confundirei com o cheiro dos outros, daquele homem
vergado pelo saco de batatas, da florista a compor as margaridas,
da peixeira à porta da vizinha mostrando as goelas sangrentas
(talvez porque se tenha levantado cedo e apregoar assim
fere a garganta), das crianças a caminho da escola, de todos
os que hão-de cruzar o meu dia e de ti que hás-de cruzar
também a minha noite. Contar-te-ei todas as horas com a mistura
dos aromas que me compõem e ouvirei na tua pele
a subtil diferença entre os dias. Amanhã fecharemos a porta
e o teu cheiro irá entranhado em mim até uma distância infinita
das rosas que cantam à janela e seguirei pela estrada
estendendo a pele às dádivas do dia.

LA DIVISIBILIDAD DE LOS AROMAS

Llega por la ventana el perfume del día, de la hierba
y de las rosas salpicadas de frescor que se mezclan con el aroma
de las sábanas somnolientas. Al llamar a la puerta ya sólo siento
mi perfume, el que ponemos por encima de las certezas
y las dudas, por encima de los secretos que traspasan la piel.
Pronto me confundiré con el olor de los otros, de aquel hombre
doblado por el saco de patatas, de la florista arreglando las margaritas,
de la pescadera en la puerta de la vecina mostrando las gargantas sangrientas
(tal vez porque se haya levantado pronto y pregonar así
daña la garganta), de los niños camino del colegio, de todos
los que han de cruzar por mi día y de ti que has de cruzar
también por mi noche. Te he de contar todas las horas con la mezcla
de los aromas que me componen. Y oiré en tu piel
la sutil diferencia entre los días. Mañana cerraremos la puerta
y tu aroma irá entrando en mí hasta una distancia infinita
de las rosas que cantan en la ventana y seguiré por el camino
extendiendo la piel a los dones del día.




57. LAS ESTACIONES DE BASHÔ

Todo lo que camina
cambia de nombre.
Bashô es ahora Bashô.

Los árboles toman el nombre
de sus hojas. En cada rama
el canto de los animales
va tejiendo el verde.

Los nombres dulcifican
cuando se inclina el fruto.
Las cerezas dan sombra en la boca
que saborea la sed.

Esparcido en el suelo
el nombre de los árboles
al sabor del viento
en la lengua del crepúsculo.

La espuma del aire
sobre la rama desnuda
donde el nombre
no encuentra remanso.

Bashô entra en Bashô.
Después dará su nombre
a otro caminante.


A letra mais pequena

Caminhas na praia. As sandálias nas dunas
junto à erva agreste de outros dias. O sol
não te queima, não te fere os olhos ao meio-dia.
Soletramos o amor com a letra mais pequena de uma língua
acabada de inventar. Sabem as gaivotas. Sabe o mar.
Era uma vez. Era assim que te agasalhava a noite
e me enrolava nos teus olhos para encontrar
a luz. Não é com a memória que caminho.
As manhãs de névoa como as camarinhas
que cresciam nas dunas. Com quem posso
agora falar de camarinhas? Saborear o gosto
das bagas e dos risos. Vamos apanhando conchas,
castelos, príncipes, borboletas. Vamos perdendo
o que encontramos. As mãos vazias. Os passos leves.
Os olhos crescem como a erva nas sandálias.



LA LETRA MÁS PEQUEÑA

Caminas por la playa. Las sandalias en las dunas
junto a la hierba agreste de otros días. El sol
no te quema, no te daña la vista a mediodía.
Desciframos el amor con la letra más pequeña de un idioma
recién inventado. Lo saben las gaviotas. Lo sabe el mar.
Fue una vez. Fue así como te abrigaba en la noche
y me envolvía en tus ojos para encontrar
la luz. No camino con la memoria.
Las mañanas son de niebla como las gotitas
que crecían en las dunas. ¿Con quién puedo
hablar ahora de gotitas? Saborear el gusto
de las bayas y las risas. Vamos cogiendo conchas,
castillos, príncipes, mariposas. Vamos perdiendo
lo que encontramos. Las manos vacías. Los pasos leves.
Crecen los ojos como la hierba en las sandalias.


                                 © Rosa Alice Branco
                                De Soletrar o Dia, Quasi Edições, 2002

                                © Traducción: Verónica Aranda





domingo, 4 de diciembre de 2016

Haigas, camino


   
                       El monje albino
               cruza el valle descalzo.
               Primeras nieves.




 
                               Pinar en sombra.
                     Más allá de las jaras
                     cruzan dos ciervas.

   
                     © Verónica Aranda
                          De Lluvias continuas. Ciento un haikus, Polibea, Madrid, 2016

                         © Ilustraciones: Manes Sánchez