domingo, 28 de diciembre de 2014

Crónica de Cereté (Colombia), XXI Encuentro Internacional de Mujeres Poetas



 
 
CRÓNICA DEL XXI ENCUENTRO INTERNACIONAL DE MUJERES POETAS DE CERETÉ (COLOMBIA)
 Del 5 al 9 de noviembre, tuve la suerte participar en el XXI Encuentro Nacional e Internacional de Mujeres Poetas de Cereté (Colombia), una experiencia magnífica. Este año, el festival rindió homenaje a la poeta colombiana María Mercedes Carranza y convocó a 33 poetas llegadas de distintos países: Colombia, Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico, Perú, Brasil, Argentina, Ecuador y España.
Para Cereté, una pequeña ciudad de la costa Caribe colombiana, a orillas del río Sinú y de tradiciones ancestrales, el Encuentro de poesía es el acontecimiento cultural del año y el público acude en masa a los eventos. Durante cuatro días intensivos tuvieron lugar talleres de poesía, mesas redondas, recitales en plazas, hospitales, colegios, auditorios y en el cementerio, junto a la tumba del poeta de Cereté, Raúl Gómez Jattin.
Tuve la oportunidad de presentar allí mi último libro, Lluvias continuas, y comprobar el interés que hay por el haiku en Latinoamérica. Además, visitamos  las llamadas “Casas de la poesía”, viviendas de protección oficial donde nos recibieron con una hospitalidad entrañable y nos agasajaron con comida casera, banda de música y bailes tradicionales. El tiempo cobraba otra dimensión mientras leíamos los poemas sentadas en mecedoras y se daba un acercamiento especial con el público, que escuchaba absorto, incluidos los niños, adolescentes y ancianos. Hasta aparecían payadores o “copleros” que improvisaban décimas, propiciando una atmósfera macondiana.
En Colombia, la poesía es un fenómeno popular, alejado del elitismo con que se percibe en Europa. Nunca había visto tanta devoción y entusiasmo por la palabra poética y tanto respeto hacia los escritores. Desde la escuela primaria, transmiten a los niños el gusto por la poesía y hay numerosos concursos de declamación, siendo algo vivo, compartido.
En una región golpeada por la violencia, el Encuentro de mujeres poetas apuesta por traer versos pacificadores, visibiliza el trabajo de las mujeres escritoras y fomenta el conocimiento cultural entre países. Se dio una complicidad y un compañerismo increíble entre todas las participantes. El proyecto de la fundadora y directora del Encuentro, Lena Reza, es todo un ejemplo de gestión cultural y de campaña de fomento a la lectura del que deberíamos aprender. La organización es impecable, contando con la ayuda de un eficiente equipo de mujeres y ‘ángeles clandestinos’, pendientes hasta del más mínimo detalle. Un modelo de festival de poesía que debería exportarse a España y a otros países; os aseguro que funcionaría.
¡Gracias Lena, Irina, ángeles clandestinos y compañeras poetas con las que compartí esos días tan intensos y especiales!
 


Iré colgando en el blog, textos de las poetas participantes. Había una calidad altísima en el Encuentro y pude profundizar más en poesía hispanoamericana actual. Os dejo un poema de la autora homenajeada, María Mercedes Carranza (Bogotá, 1945-2003), una de las grandes voces de la poesía colombiana, que contribuyó a la modernización de la poesía de su país.
 
POEMA DE LOS HADOS
Soy hija de Benito Mussolini
y de alguna actriz de los años 40
que cantaba la “Giovinezza”.
Hiroshima encendió el cielo
el día de mi nacimiento y a mi cuna
llegaron, Hados implacables,
un hombre con muchas páginas acariciadas
donde yacían versos de amor y de muerte;
la voz furiosa de Pablo Neruda;
bajo su corona de ceniza, Wilde
bello y maldito,
habló del esplendor de la Vida
y de la seducción fatal de la Derrota;
alguien grito “muera la inteligencia”,
pero en ese mismo instante Albert Camus
decía palabras
que eran de acero y de luz;
la Pasión ardía en la frente de Mishima;
una desconocida sombra o máscara,
puso en mi corazón el Paraíso Perdido
y un verso;
“par delicatesse j’ai perdu ma vie”.
Caía la lluvia triste de Vallejo
se apagaba en el viento la llama de Porfirio;
en el aire el furor de las balas
que iban de Cúcuta a Leticia, se cruzaban
con los cañones de “Casablanca”
y las palabras de su canción melancólica:

“El tiempo pasa,
un beso no es más que un beso...”


Así me fue entregado el mundo.
Esas cosas de horror, música y alma
han cifrado mis días y mis sueños.
 
 
                                                         
                           © María Mercedes Carranza
 
 

sábado, 27 de diciembre de 2014

Recital solidario




Mañana domingo, participo en una lectura colectiva de poemas en homenaje y protesta por los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en coordinación con otros recitales en diferentes países por este mismo motivo.

Será en el Vergüenza Ajena, (C/ Galileo, 56, Madrid), a las 19.30 horas.

Intentaremos que los poetas sean 43, un poeta y un poema por cada uno de los estudiantes. Puedes venir y leer tu poema, o leer el poema de cualquier otro poeta que te apetezca. Se ruega difusión.




  Eran 43

La bala, el estupor

forjan lo incomprensible.

En la banalidad del mal, el hombre

continúa, constante, ensuciando la Historia.

Iguala abrió las fauces del horror

y partió en dos las tizas,

y rompió las pizarras.

Marcaba la manilla del reloj 43 segundos.

Eran 43 los futuros maestros.

Eran 43 los ideales,

 los movimientos de sus cuerpos jóvenes,

sin una epifanía de sangre ni sudario.

 

Narcos, sicarios, pistoleros del mal y policías,

en perfecta simbiosis,

pactaron el ritual de la barbarie.

Sólo por defender su territorio,

43 patadas en el hígado,

43 disparos como dardos de arsénico,

43 futuros desollados en vida.

 
En una inmensa pira,
cerca de un basurero, está el infierno.

Sobre una cama circular de piedras,

con los ojos abiertos,

buscan en la agonía una certeza,

un último fulgor de colibrí

con que afrontar la muerte.

 

                                                       © Verónica Aranda
 

domingo, 21 de diciembre de 2014

Michel Thion, poesía para recibir el invierno

 
 
 
 
 
Desde Francia me llega el último libro de Michel Thion, L’Enneigement. Una lectura ideal para recibir el invierno, ya que gira en torno a la nieve. El libro está compuesto de poemas cortos, elegantes tercetos encadenados con aire de haiku, en una tentativa de resumir el mundo en tres líneas, su espontaneidad. Pequeños instantes que trascurren entre el silencio evocador y el caer de la nieve. Merci, Michel!
¡Feliz invierno a todos !
 
la brume est dans les yeux de qui ne sait pas regarder
 
L’eau de tes yeux,
annonce
la neige.
 
                            Depuis que tu ne m’aimes plus
le thé vert
a le goût de la neige.
 
 
                                        Tranchante comme un sabre
ta déclaration
de non-amour.
 
Alors,
je me neige.
 
 
 
 la bruma está en los ojos de los que no saben mirar
 
                                               El agua de tus ojos,
                                               anuncia
la nieve.
 
 
                Desde que no me quieres
                el té verde
                sabe a nieve.
 
 
                                                               Cortante como un sable
                                                               tu declaración
                                                               de no-amor.
 
                                                               Entonces,
                                                               yo me nievo.
 
 
 
je veux dire, ce qu‘écrit le temps
 
                                                    Elle disparaît,
elle est l’oubli,
reste une  trace du passé.
 
Mais reste-t-il
une trace de l’oubli ?
 
 
                                                                                                Horloge de neige,
Une étoile,
une seconde,
 
ou peut-être…
un siècle.
 
                             Il y a les voleurs de neige,
des mendiants aveugles,
de vieux renards,
 
blanchis
par le temps.
 
 
quiero decir, lo que escribe el tiempo
 
                                   Ella desaparece,
                                   es el olvido,
                                   queda un rastro del pasado
 
                                   Pero, ¿queda
                                   un rastro de olvido?
 
 
                                                           Reloj de nieve,
                                                           Una estrella,
                                                           un segundo,
 
                                                           o quizás...
                                                           un siglo.
 
         Hay ladrones de nieve.
mendigos ciegos,
viejos zorros
 
encanecidos
por el tiempo.
 
 
                                       
© Poemas: Michel Thion
© Traducciones: Verónica Aranda

 
 
 

viernes, 19 de diciembre de 2014

En el centenario de Platero y yo




                                                               Ilustración de Thomas Docherty

Este año se cumple el centenario de la primera edición de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, posiblemente el libro más publicado y leído en español después de La Biblia y El Quijote. Ha sido traducido a 48 lenguas, que incluyen el braille y el esperanto.  Quién no recuerda ese primer párrafo, que ya forma parte de la literatura universal. Sin duda, un libro que exalta la naturaleza y presenta al hombre en armonía con su entorno.
 Os dejo un poema de Antonio Preciado, un gran poeta ecuatoriano, que hace referencia a Platero. ¡Feliz viernes!

ANTONIO PRECIADO (Esmeraldas, Ecuador, 1941)

PLATERO, YENCA Y YO
El burrito adorable
de hace ya tantos libros,
dígase lo que sea que se diga
sobre su intransitiva propiedad
de ser un animal tan sólo en el papel,
un solípedo escrito,
un asno imaginario,
en realidad ha estado en mí todo este tiempo
existiendo a sus anchas,
andando a trotecitos,
dando coces,
haciéndome cosquillas,
rebuznando en mi alma.

Ahora, su problema
es que la vieja Yenca,
que fue de carne y hueso,
que cuidaba mis siestas descuidando la casa,
se echaba en los rincones
y comía cariño de mi mano,
lo ha descubierto y le está dando guerra,
le gruñe,
lo acoquina,
lo persigue,
le ladra.

Dígase lo que sea que se diga
de que era medio loca
y lo que casi todo el mundo dice
de los perros comunes que se mueren
y su insignificancia,
en su real realidad
la vieja Yenca,
ahora está dentro de mí
ya muerta,
defendiendo lo suyo a dentelladas.


© Antonio Preciado
de “De ahora en adelante: En primera persona” (1993)

viernes, 12 de diciembre de 2014

Dos poemas de Inês Dias



Hoy traigo a esta bitácora a Inês Dias. Una de las voces más relevantes y sorprendentes de la poesía portuguesa actual, que emergió con fuerza en 2011. Una poética donde se da la ambivalencia de los tiempos y se cruzan pasado y presente.

Inês Dias es poeta y traductora portuguesa. Ha publicado los libros Em Caso de Tempestade Este Jardim Será Encerrado (tea for one, 2011),  In Situ (Língua Morta, 2012) y Um raio ardente e paredes frias (Averno, 2013). Ha traducido, entre otros, a Antonio Hernández: O Mundo Inteiro (Língua Morta, 2012). Es editora de Averno y de la revista Telhados de Vidro

ÁGATA

Foi amor à primeira vista.
Ela tinha nome de pedra preciosa
e, na literalidade dos meus cinco anos,
cabelo em forma de pássaro – negro
asa de corvo.
Era o tempo em que ainda
aprendia com o corpo todo:
uma fractura exposta para entender
o significado da maioria, uma pneumonia
para descobrir a solidão.
Quando ela me cravou um lápis
sob o olho esquerdo, pressenti que a escrita,
grafite fria à flor do sangue,
deixaria marcas para sempre.
Nunca mais nos separámos.
Eu e as palavras,
a Ágata mudou de escola.



ÁGATA

Fue amor a primera vista.
Ella tenía nombre de piedra preciosa
y, en la literalidad de mis cinco años,
el pelo en forma de pájaro-negro
ala de cuervo.
Era la época en la que aún
aprendía con todo el cuerpo:
una fractura expuesta para entender
el significado de la mayoría, una neumonía
para descubrir la soledad.
Cuando ella me clavó un lápiz
bajo el ojo izquierdo, presentí que la escritura,
grafito frío a flor de sangre,
dejaría señales para siempre.
Ya nunca nos separamos.
Las palabras y yo,
Ágata cambió de colegio.




Lei sálica

As mulheres da família sempre
tiveram um jeito quase póstumo
de existir: guardar o lume
em silêncio, comer depois de
servir os outros, morrer primeiro.

Saíam à hora de ponta do destino
para lerem os caminhos perdidos
e coleccionavam a abdicação
em caixinhas de folha, entre bilhetes
caducados ou dentes de infâncias alheias.

Esperavam a vida toda por uma vida
próxima, de alma presa a alfinetes
no vestido preferido para o enterro,
os passos medidos nas suas varandas
a dar para o fim do mundo.

Retomo-lhes às vezes os gestos
neste meu exílio inventado,
mas acaba aqui: vou encher de corpo
a sombra, mesmo que nem tempo
me reste já para a pesar.



Ley sálica

Las mujeres de la familia siempre
tuvieron una forma casi póstuma
de existir: guardar la lumbre
en silencio, comer después de
servir a los demás, morir primero.

Salían a la hora punta del destino
a leer los caminos perdidos
y coleccionaban la abdicación
en cajitas de cartón, entre billetes
caducados o dientes de infancias ajenas.

Toda la vida esperaban una vida
próxima, de alma prendida con alfileres
en el vestido preferido para el entierro,
los pasos medidos en sus balcones
que daban al fin del mundo

A veces, retomo sus gestos
en este exilio mío inventado,
pero acaba aquí: voy a llenar de cuerpo
la sombra, aunque ya ni tiempo
me quede para compadecerla.  


                                                © Poemas: Inês Dias
                                                © Traducciones: Verónica Aranda


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Zenobia Camprubí

                                              Joaquín Sorolla, Retrato de Zenobia Camprubí

Zenobia Camprubí toma un tren una tarde de primavera

Me he marchado en silencio
y la tarde de marzo me ha colmado de lilos.
La casa era asfixiante,
Juan Ramón persisistía en el enclaustramiento.
No importa que vivamos cerca de un sanatorio,
hipocondria y jardín delimitan maleza,
tránsito de rosales o neurosis.

Aprendí a viajar sola desde la adolescencia.
Cambié de continente muchas veces,
y busco, desde entonces, luz cobriza,
los paisajes en tránsito que traen olor a leña.

Pienso en vidas ajenas. Contemplo desde el tren
los huertos escondidos donde crecen nogales.
¿Alguien será feliz más allá de esas tapias?
¿Dónde empieza Castilla, sus cimientos sonoros?
En cada viaje en tren me multiplico:
mi otredad son las gárgolas con musgo,
los campos justo antes de la siega.

Se quedó en un boceto mi escritura,
no aspiré a mucho más,
no fijé desde el tren rayos de sol
por los acantilados.
Traduzco algunas noches a Tagore,
busco en su panteismo
ese manglar inmenso donde siempre es verano,
y alguna otra epifánica certeza.

Se ha detenido el tren y lanza carbonilla.
Nací para ordenar una gran obra.
Conocí a Juan Ramón
y llegué al ideal a través de sus versos.
Él cada tarde inventa la nostaljia,
es mirlo de esplendor y frágil dios sediento
que cincela palabras
como quien edifica un templo azul.



                                                                                             © Verónica Aranda


Vídeo de la entrega de premios:

https://www.youtube.com/watch?v=JYH5PJnUtYc